Adiós a las fiestas, ¿cómo cambia la vida de pareja después de tener un hijo?

El nacimiento de un hijo marca un momento maravilloso en la vida de la pareja, especialmente si son primerizos, pues mantienen grandes expectativas que reposan en la felicidad de iniciar una hermosa familia.

Sin embargo, la vida de la pareja tiene cambios radicales después del nacimiento, pues la prioridad reside en el pequeño bebé que ha llegado a sus vidas.

La pareja antes de la bienvenida del bebé
Suele ser bastante sencilla y amena con una pizca de dramas o diferencias que con el tiempo aprendemos a manejar.

Compartimos con nuestro ser amado, salimos con nuestros amigos, visitamos o recibimos visitas de nuestros familiares. Incluso pasamos el domingo sin salir de la cama y viendo televisión.

Nuestros gastos y presupuesto se distribuía de cierta manera en la que podíamos incluso apartar algo solo para nosotros. Comíamos de forma austera o abundante según lo que prefiriéramos en el momento y el tiempo transcurría con total normalidad.

Después de los hijos
Luego de recibir al dulce recién nacido, comienzan inmediatamente los cambios.

En el ínterin diario, el pequeño bebé se adueña de toda la atención y de todo el tiempo para la pareja y es cuando comienza a notarse, junto a la aceptación, que la vida adquiere otro propósito, algo por lo cual luchar y continuar.

Les damos la bienvenida a un nuevo miembro con los brazos abiertos y todo el amor que podemos dar que con el tiempo descubrimos que es infinito.

La convivencia adquiere otra perspectiva y se inician nuevas dinámicas de interacción y por mucho que se pierde el sueño y nos agotamos, es reconfortante ver que se ha superado otro día por y para la felicidad del bebé.

Los cambios son parte del proceso
Es impresionante, pero incluso nuestro repertorio de películas cambia. Nos convertimos en todos unos expertos en series animadas, personajes infantiles y nuestras visitas al cine son para disfrutar de los estrenos más aclamados por los niños.

Nos desvivimos por preparar el mejor pastel de cumpleaños y no falta sobrecargar de imágenes de nuestro primer pequeño en su primer día de baño o sus primeros pasos, la foto para los abuelos e incluso, eternizamos la imagen de esa broma pesada pero clásica en la que le damos a probar por primera vez un limón.

Todo gira en torno al bebé, al caminar de regreso a casa solo vemos tiendas con artículos o detalles que serían perfectos para nuestro hijo, desde una mochila que combine con su uniforme escolar, hasta el juego con más brillo y luces que pueda existir en todo el local.

A pesar del cansancio y el agotamiento de las rutinas diarias, nada supera al abrazo de bienvenida de ese pequeño ángel que nos espera en casa y nos mira como si fuéramos sus mayores héroes.

Remplazo de actividades
Cambiamos las salidas románticas o las fiestas, bares con los amig@s, por visitas al parque, al zoológico, a fiestas de sus amiguitos de clase y la playa.

Los días feriados son redescubiertos de una forma hermosa, porque comprendemos el valor y la importancia de la familia, y más aun de ser una familia; el día de las madres, el día del padre, navidad, el día del niño, etc.

Aunque soñemos con un momento de paz y tranquilidad, le tememos porque no sabemos lo que sucede a nuestro alrededor.

Sabemos que cuando nuestro pequeño no está corriendo, riendo a carcajadas o armando un alboroto podría estar haciéndole un nuevo corte de pelo a tu mascota, jugando con las burbujas en la ducha o barnizando las paredes con mantequilla.

Sabemos que son cambios radicales, enormes, increíbles, inesperados, pero grandiosos pues nada puede compararse a gozar de tener una familia, a pequeños juguetones que contagian su sonrisa y que se sienten felices de habernos escogido como padres.

Todo vale la pena y el esfuerzo, porque nuestro legado es el amor.